En la última entrega de la saga
principal X-Men: Apocalipsis (2016),
cuando los mutantes más jóvenes salen del cine bromean sobre una de las
realidades delas trilogías hollywoodenses: la tercera siempre es la peor.
Sin embargo, el camino que las películas de Wolverine ha recorrido es inverso. Luego de una terrible y aburrida X-Men
Orígenes: Wolverine (2009) y una regular Wolverine inmortal (2013) Logan regresa de una manera diferente,
tanto que parece no ser parte del mismo universo que hemos visto en los últimos
17 años, y eso es para mejor. Tenemos, esta vez, una película de cómic que sólo
comparte los nombres con el medio impreso y que trata el tema de la decadencia
humana, no de la colectividad sino de la individualidad: la vejez, la
enfermedad, el hastío…
La escena
inicial nos muestra a un Logan que apenas puede sostener una pelea, y cuando
logra eliminar a sus enemigos por primera vez lo vemos realmente herido,
exhausto. Abrir de esta manera una supuesta película de superhéroes sirve de
manera perfecta para establecer el tono que llevará: se acabó el Logan que
resiste balazos y sigue atacando, que se levanta de inmediato cuando cae.
Hugh Jackman
interpreta como nunca un personaje que lleva desarrollando desde el 2000 y nos
recuerda que no es sólo un actor carismático sino que posee verdadero talento.
Patrick Stewart regresa como Charles Xavier mas no como el profesor X; ahora es
un hombre senil que depende de medicamentos para mantener su estabilidad mental
y no representar una amenaza para todos. A esta dupla se suma un miembro más
joven: Dafne Keen como la pequeña y mortífera Laura. Todos estos elementos en
suma no parecieran formar parte de una película de superhéroes y eso es
precisamente lo que hace a esta obra tan grandiosa: es un drama muy humano, una
película road trip con el anciano
enfermo, el hombre sin esperanza y la infante asustada por un mundo inhóspito.
James Mangold
regresa como director tras su esfuerzo en Wolverine
inmortal y esta vez aprovecha la clasificación C (R en EU) y la libertad de
entregar a un Logan más violento y salvaje, más real en cuanto a su condición
decadente y furiosa. En el apartado de la música, Marco Beltrami también repite
como en Wolverine... y crea una banda
sonora que refleja el ambiente ominoso de la película; contrario al resto de
cintas de la franquicia, no hay temas heroicos, sólo frialdad e incertidumbre.
Los colores apagados aportan esa sensación de páramo, de una vejez desoladora
que, junto con lo ya mencionado forman quizá la mejor película relativa al
universo X-Men.
Por supuesto,
Logan tampoco está exenta de
problemas en el guion: como la decisión de descansar en una casa cuando son
perseguidos, arriesgando sin parecer importarles a la gente que los ayuda o la
falta de mayor dramatismo en ciertas escenas con dos personajes importantes (íconos así
debieron generar mayor pena). Sin
embargo, esto no quita lo bien hecha que está la película como despedida para el Logan de Jackman.
Para terminar
quiero decir algo que me resultó curioso y es una interpretación muy personal: en
cierto momento Logan observa un cómic que cuenta una aventura de los X-Men y
dice que muchas de esas cosas no pasaron y las que sí no fueron de ese modo. Al
empezar esta reseña dije que la película parece ajena al resto de la franquicia
(un ejemplo es que Charles tiene cabello, poco, pero lo tiene y se supone que
desde los 90’s era totalmente calvo). Pero en vista que hace referencia a lo
ocurrido en la primera X-Men (el evento en la Estatua de a Libertad), pienso
que al mencionar la “ficcionalización” de los hechos en forma de cómic, esta entrega
sugiere que todo lo que hemos visto (desde X-Men
hasta X-Men Apocalipsis) es parte de
la ficción dentro de la ficción que es la misma Logan. ¿A poco no es un gran detalle?
Martín Romero Chi
Director y co-creador de LaCantada Producciones

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